Exfolia tu piel si quieres lucir un bronceado saludable o quieres preparar la piel para algún tratamiento. Mezcla un puñado de sal con tu gel habitual y frota con esta mezcla todo el cuerpo. Para darle más intensidad a la exfoliación frota con un guante de crín, con mucho cuidado para no irritar la piel. El gel contribuye a limpiar la piel, mientras que la sal realiza una exfoliación mecánica sobre la piel, aportando así mismo las cualidades de la sal para embellecer la piel. Una vez aclarado el cuerpo sólo debes secarte a toquecitos, nunca arrastrando.
Para completar la acción prueba a no secar del todo el cuerpo, déjalo un poco húmedo, y aplica un aceite corporal (de bebé, de almendras dulces, el que tengas más a mano). El aceite junto con el agua a la vez que hidratan la piel crean una barrera protectora para preservar la humedad del cuerpo, por lo que estarás hidratada todo el día.
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