Para que los suelos de madera no crujan espolvorea polvos de talco en las juntas. Asegúrate de que los polvos de talco entran bien repasando las juntas con un cepillo de uñas, por ejemplo. Y por último da saltitos encima de las láminas que crujen (sí, has leído bien) para que se acomoden hasta el último rincón. Repite todo el proceso si es necesario.
Conseguirás que no haga ruido y además te asegurarás de ajustar bien las láminas. ¡Suelo perfecto y como nuevo con poco esfuerzo!
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